3 de noviembre de 2005

Memorias de Lecturas 67: Jonathan Strange y el Señor Norrell

Esta novela, que viene precedida por gran cantidad de premios y nominaciones, tanto especializados en literatura fantástica como en el campo del mainstream, es un claro ejemplo de como la calidad es la mejor forma de trascender los límites que habitualmente se imponen a la literatura fantástica y dentro de los cuales algunos se sienten muy cómodos.
Por que estamos ante una novela, que habiendo ganado el Hugo, que no olvidemos que se trata de un premio popular, otorgado por el fandom, de habla inglesa en este caso, es asimismo considerada como una de las novelas del año por pretigiosas firmas británicas. Y en verdad que lo es. La novela de debut de Sussanah Clarke, si hubiese que definirla con una sola palabra, esta sería sin ninguna duda la de deliciosa.
Por que las andanzas de los dos personajes que dan título a la novela y cuyo logro principal es el resucitar la magia en Inglaterra tras siglos de abandono de su práctica, que no de su estudio, constituyen un autentico placer para el lector que guste de saborear un ambiente cuidadísimo hasta el último detalle, y al que no el importe esperar con paciencia el desarrollo de los acontecimientos, que conforme pasa la novela nos permiten asistir a una variedad de hechos y despliegue de imaginación en los que los hechos más asombrosos se suceden con total naturalidad. Y ese es precisamente uno d elos grandes logros de esta obra, lo poco forzada que es la inclusión de la magia en una sociedad muy real. Esto, junto con unos personajes muy bien construidos y caracterizados hacen que la lectura de esta obra constituyan un placer en todos los aspectos.
La novela con un estilo que recuerda a las grandes novelas del siglo XIX y con un inteligente y extensivo uso de las notas a pie de página, que lo mismo sirven para dotar de verosimilitud a lo que esta sucediendo, que para narrarnos interesantes historias relativas a la historia de la magia, o simplemente para recordarnos cosas que han ocurrido muchas páginas antes. Pues estamos ante una novela larga, de ochocientas páginas, que aunque tiene fallos, sobre todo de ritmo, propios de la inexperiencia de la autora, aun así es una de las sorpresas más agradables que el genero fantástico nos ha regalado en los últimos tiempos y que seria una pena que pasaran desapercibidas para el aficionado por haber sido publicada en una colección ajena a los circuitos habituales del género.

No hay comentarios: