Reconozco que tenia curiosidad por la forma en que el periodista Iker Jimenez iba a traspasar a la ficción narrativa todo el despliegue de imaginación que realiza en sus anteriores libros y programas radiofónicos. Y la verdad es que el resultado no puede ser más decepcionante. La historia de un misterio que aúna a un periodista argentino muerto hace 30 años en un cementerio abandonado de un pueblecito toledano, con la obra de un pintor tan fascinante como El Bosco y la presencia en todo esto de la corte de Felipe II, que a priori resulta atractiva acaba siendo un cúmulo de despropósitos narrativos de los que no se encuentran muy a menudo, al menos en un lanzamiento con las características de esta.
21 de junio de 2005
Memorias de lecturas (41)
Reconozco que tenia curiosidad por la forma en que el periodista Iker Jimenez iba a traspasar a la ficción narrativa todo el despliegue de imaginación que realiza en sus anteriores libros y programas radiofónicos. Y la verdad es que el resultado no puede ser más decepcionante. La historia de un misterio que aúna a un periodista argentino muerto hace 30 años en un cementerio abandonado de un pueblecito toledano, con la obra de un pintor tan fascinante como El Bosco y la presencia en todo esto de la corte de Felipe II, que a priori resulta atractiva acaba siendo un cúmulo de despropósitos narrativos de los que no se encuentran muy a menudo, al menos en un lanzamiento con las características de esta.
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