4 de octubre de 2005

Memoria de lecturas (62):Asimov Ciencia Ficción nº 19 Julio/Agosto 2005. Domingo Santos

Nos encontramos ante el numero de verano de la revista asimov que se va consolidando con cada entrega como una referencia ineludible del género en nuestro pais. Aunque en ocasiones , como ocurre en etse número, la aportación patria este muy por debajo de la importada.

El primero de los relatos que se incluyen en esta entrega es Una princesa de la Tierra de Mike Resnick un bello y emotivo homenaje del autor a Edgar Rice Burroughs y a su serie de Marte. Uno de los mejores relatos de esta entrega. Le sigue la novela corta Bajo la bandera de la noche de Ian McDowell, una entretenidisima historia de piratas, con todos los tópicos del género, con elementos fantasticos incluidos de una forma natural y sin forzamientos, que a buen seguro atrapará al lector. Huesos secos de William Sanders es una lugrada reconstrucción de los Estados Unidos de los años 50 y el despertar d eun adolescente ante unos hechos inesperados, en un relato que tiene el aroma de los clásicos del género. Cuando uno se encuentra ante un relato de Gallego & Sanchez siente la tentación de pasar al siguiente título de la revista, pero en esta ocasión, la novela corta Requiescat in pace, hay que reconocer que se alejan algo del humor chusco del que suelen hacer gala y la cosa queda algo mas digerible y cercana a sus primeras obras.
Perfeccionable de Geoffrey A. LAndis es un conseguido ultracorto que se lee con agrado. El relato Tk'Tk'Tk de David E. Levine es una de las sorpresas de este número consiguiendo arrancar mas de una sonrisa con las desventuras de un comercial abandonado en un mundo muy extraño.
El segundo relato originalmente en castellano de la revista Regreso a la red de Tomás donaire Mendoza supone una depcepcion por lo tópico del mismo, aunque se deja leer esta historia de corte ciberpunk. Steven Utley construe un confuso y decepcionante relatos obre viajes en el tiempo en El colapso de la función ondulatoria.
Por último la revista se cierra con una novela corta de Willian Barton, Muy lejos de la Tierra, es de lejos lo mejor del volumen. La historia del muchacho que consigue viajar a los universos soñados pro los autores de ciencia ficción es mágnifica y constituye toda una declaración de amor a lo mejor del género, y además si eso fuera poco esta excelentemente rematada.

En cuanto a las parte de ensayo de la revista destca la columna de silverberg sobre lapposibilidad de vida en el espacio exterior y choca un poco la inclusión del artículo sobre los robots que no aporta demasiado. Augusto Uribe continua con su protohgistoria de la cf espñola ocupandose en esta ocasión de obras del siglo XVIII escritas por sacerdotes.

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