Esta mañana nos hemos encontrado en los periodicos con una tragedia, los 11 muertos en el incendio de Guadalajara, que se ha sumado a la tragedia semanal y habitual de los fallecidos en accidentes de carretera. Estas tragedias, los incendios que asolan nuestros bosques y los accidentes que llenan nuestra red vial de puntos negros, tienen en comun que en la mayor parte de las ocasiones vienen originadas por pura y simple negligencia humana. Una colilla mal apagada, una velocidad excesiva, una botella abandonada en el monte, una llamada en el movil y tenemos la tragedia servida. Luego nos romperemos la camisa acusando a las autoridades de falta de medios, del mal estado de las carreteras, de los aviones que no llegan, de las curvas mal señalizadas, pero todo esto seguirá sin servir para nada mientras la ciudadania no tome conciencia de que somos nosotros las principales victimas y culpables de estas tragedias.
Y me temo que mientras la justicia no sea inflexible con las conductas negligentes será difícil que esto ocurra. Hace algún tiempo leí que en este país no va nadie a la carcel a consecuencia de un accidente de tráfico, y me imagino que algo parecido ocurre con los que, sin quere, provocan un incendio. Mientras no se produzcan unas cuantas sentencias ejemplarizantes y se aplique la ley de tal forma que todos conozcamos a alguien a quien un descuido negligente le haya costado caro, los pies seguiran cayendo con todo su peso sobre el acelerador y las barbacoas seguiran incenciando nuestros campos.
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