Estamos ante una novela que aunque intenten disimularlo en la información de la contraportada, pertenece claramente al genero de la ciencia ficción. Y aunque algunos puristas echen de menos las explicaciones científicas de lo que ocurre y les parezca que el hecho de ocurrir en nuestros días le haga perder valor, estamos ante una excepcional novela en la que utilizando el tema de la clonación, Ishiguro lleva a cabo una inteligente reflexión sobre el amor y la muerte
En "Nunca me abandones", Ishiguro nos un muestra el típico colegio privado británico, situado en el campo, donde los chicos son educados y protegidos del mundo exterior, y donde se les inculca que son especiales e importantes para la sociedad, donde se les inculca el cultivo de las artes y se les prepara para un futuro en la sociedad, que en ningún momento esta claro. De repente, conforme avanza la novela, descubrimos que los residentes del colegio no son miembros de familias pudientes llamados a ejercer el liderazgo de la nación, sino que son clones creados para brindar "partes de repuesto" a los seres humanos que las necesiten.
Ishiguro nos introduce en este ambiente a través de los recuerdos de Kathy, una ex alumna de la institución, y del triangulo amoroso en el que se ve envuelta con dos compañeros de colegio, a lo largo de los años. Ishiguro consigue crear un aire de extrañeza en la novela, no por las localizaciones donde transcurre la acción, sino por que Ishiguro crea unos personajes "diferentes", distintos a nosotros, tanto en sus reacciones, como en su evolución, como si el hecho de ser clones, los hiciese diferentes. Toda la novela esta envuelta en ese aire de extrañeza, de melancolía, una sensación de desasosiego al leerla, pero a la vez con momentos divertidos y tiernos. Además por la habilidad de Ishiguro al dosificarnos la información, apuntándonos hechos, que poco a poco van cobrando importancia justo antes de desvelarnos exactamente en que consistieron, esta es una de esas novelas que cuesta dejar una vez comenzadas.
Estamos ante una novela bella, hermosa, pero llena de tristeza, pues ante todo asistimos a la perdida de la inocencia, la perdida de la niñez de estos personajes, una infancia evocada con un aire de melancolía que crea un permanente desasosiego en el lector. Pero a la vez es una novela que ensalza el poder del amor y la amistad como motor para superar las crisis, y que aunque no cae en la tentación de brindar un final feliz al lector, se cierra con una de las más bellas imágenes que he leído en los últimos años y que justifica por si sola, la lectura de esta excelente novela.
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